Actualidad - AFP
El futuro de la prensa libre está en las manos de los legisladores europeos
El 12 de septiembre en Estrasburgo, los eurodiputados votarán un proyecto de ley que corregiría el grotesco desequilibrio en la forma en que los gigantes de internet saquean el contenido de las editoriales de prensa y las agencias de noticias para generar ingresos por publicidad, situación que ya está drenando la sangre de la prensa independiente.
La reforma se ha visto ferozmente atacada por Facebook y Google, que han promovido una campaña basada en una enorme "fake news": la gratuidad de internet para el consumidor estaría amenazada por el proyecto de directiva sobre los derechos de autor. Sin embargo, esto nunca ha estado en duda.
Lo que el proyecto de directiva quiere cambiar es muy simple: el hecho que los gigantes tecnológicos capten sin contrapartida financiera una gran parte de la información que los medios y las agencias de información han producido mediante grandes costes. Estas compañías también atraen una parte creciente de los recursos publicitarios que hasta ahora permitían a las editoriales de prensa vivir, pues desvían sus ingresos. Además, su audiencia masiva les está ayudando a captar una parte cada vez mayor de la publicidad asociada al contenido, al punto que se está conformando un duopolio de hecho: Facebook y Google captaron el 80% de la inversión publicitaria mundial en internet, exceptuando a China, en 2017.
Con esta reforma, los gigantes tecnológicos tendrán que compartir una pequeña fracción de sus ingresos comerciales con los productores de dichos contenidos. Se trata ni más de menos de adaptar la legislación sobre el copyright a los tiempos actuales, teniendo en cuenta que la última directiva europea respecto al tema se remonta a una época en la que Google, Facebook, YouTube o los teléfonos inteligentes no existían.
La cuestión en el fondo es simplísima: ¿Por qué las plataformas reciben casi todas las ganancias publicitarias ligadas a la consulta de artículos de los que ellos no han financiado su producción?
Los editores de prensa y las agencias de información se encuentran en una situación ridícula: son ellos los que invierten masivamente para producir los contenidos y envían a sus periodistas incluso a arriesgar la vida para asegurar una información fiable, pluralista y completa. Son ellos quienes deben financiar inversiones para estar presentes en internet. Pero a medida que las tiradas de periódicos han ido cayendo y que la única esperanza reside en la obtención de ingresos en línea, ellos ven a las plataformas captar gratuitamente el fruto de sus esfuerzos, privándoles así de la posibilidad de monetizar sus contenidos y de recibir los ingresos publicitarios.
El resultado es el empobrecimiento de todo un sector. En 20 años, los gigantes tecnológicoshan apaleado a los medios históricos, pese a los esfuerzos que estos últimos hicieron por desarrollar, la mayor parte de las veces con éxito, una audiencia digital. Desde el 2000, los ingresos publicitarios de la prensa escrita han caído en todas los rincones de Europa (en Francia un 70%, por ejemplo). En Estados Unidos, país de los Gafa, la prensa escrita ha perdido más de la mitad de sus ingresos publicitarios en diez años, y las salas de redacción un 45% de sus efectivos hasta llegar solamente a 39.000 periodistas, según el Pew Research Institute.
Este doble atraco a mano armada de los gigantes tecnológicos, de los contenidos y de los ingresos publicitarios de los medios, representa una amenaza para el consumidor y para la democracia, pues las salas de redacción se vacían y los medios para financiar un periodismo de calidad se reducen. Es este desequilibrio que el proyecto de directiva europea sobre los derechos de autor busca comenzar a corregir, permitiendo a los autores recibir una remuneración justa por su trabajo.
¿Pueden los gigantes de internet retribuir a los medios sin hacer pagar al consumidor, como se verían forzados a hacerlo según argumentan? La respuesta es un sí rotundo: Facebook registró en 2017 ingresos récord de 40.000 millones de dólares y beneficios de 16.000 millones de dólares. Google alcanzó 110.000 millones de dólares de ingresos el mismo año, y un beneficio de 12.700 millones. ¿Quién puede decir en este contexto que los gigantes de internet no están en capacidad de retribuir equitativamente a quienes producen los contenidos que ellos explotan?
Si ya están consiguiendo evadir impuestos en Europa, ¿podemos admitir que no remuneren a los productores de los contenidos que sí pagan impuestos y soportan los costos de la recolección de información? ¿Pueden los eurodiputados aceptar que los gigantes de los medios se aprovechen de los contenidos de los medios nacionales y europeos de esta manera? ¿No se dan cuenta del riesgo que las agencias de noticias sobrevivientes se volverán más y más dependientes de las ayudas públicas y de los gobiernos que se supone les rinden cuentas?
Volvamos al nudo del debate: se trata ni más ni menos de introducir el principio de una justa remuneración por parte de aquellos que se han apropiado de la información. Por el bien de la libertad de prensa y los valores democráticos de Europa, los legisladores de la UE deberían seguir adelante con la reforma de derechos de autor.