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Hechos y no noticias falsas: evitemos que acaben con los derechos afines

Hace poco más de dos meses, el 12 de septiembre, el Parlamento Europeo aprobó por amplia mayoría un proyecto de directiva que finalmente brinda esperanzas a la prensa y a las agencias de noticias de ser remuneradas por los gigantes de internet. Durante años, estas grandes empresas han utilizado a diario miles de noticias sin pagar un céntimo a quienes las producen.

Este voto histórico sobre los "derechos afines" fue posible gracias a una inédita movilización de los periodistas y a la valentía de los diputados europeos, pese a una presión intensa y sin precedentes de los gigantes de internet.

El texto requiere ahora que se alcance un consenso entre el Parlamento, el Consejo de Ministros y la Comisión Europea.

Hoy, mediante una nueva campaña, las grandes empresas de internet están en proceso de lograr que el texto se vacíe de sustancia: están tratando de excluir referencias a "extractos cortos", "factuales" o "fragmentos" para dejar fuera a las agencias de prensa y reducir la duración de la protección de los derechos afines.

 

Los hechos: la esencia del periodismo


Los hechos pertenecen a todo el mundo. Cada cual los puede relatar o analizar. Pero cuando un motor de búsqueda o agregador toma textualmente una noticia de un periódico o una agencia, lo normal sería que pague un derecho afín aun cuando se trate de un breve extracto.

¿Podemos concebir incluso por un segundo que no se pague por una historia factual sobre el Brexit o una tragedia de refugiados devorados por el mar cerca de Grecia, bajo el pretexto de que se trata de “extractos cortos”?

Imaginemos el trabajo de investigación y redacción necesario para publicar este título: "Atentado suicida en un barrio chií de Bagdad: 32 muertos (policía, hospital)". Para escribir esta simple línea, el periodista tuvo que llamar a la policía para determinar la naturaleza de la explosión, comunicarse con el hospital para obtener la cifra de víctimas e ir al lugar de los hechos para describirlos y recabar testimonios. Incluso poniendo su vida en peligro, toda vez que no es raro que un nuevo atentado ocurra después de otro en el mismo lugar, como ocurrió hace poco en Kabul, con el resultado de nueve periodistas y fotógrafos muertos, entre ellos Shah Marai de AFP.

Establecer los hechos también requiere despejar los rumores que contaminan toda noticia importante: una toma de rehenes durante el atentado de Niza que dejó 86 muertos en 2016, un nuevo atentado en la Torre Eiffel durante la noche trágica del 13 de noviembre de 2015 en París...Las noticias falsas proliferan en las redes y solo desaparecen tras una meticulosa verificación de los medios.

Este es el trabajo diario de periodistas, fotógrafos y videógrafos y ha sido también el mío en Bagdad, Teherán, El Cairo, Damasco o Beirut. Si retomar textos de medios o agencias escapa a los derechos fines porque se trata de extractos, la directiva habrá sido vaciada de contenido. Tal cosa significará que la esencia misma de nuestra profesión, investigar y escribir sobre hechos verídicos, no tiene valor alguno. Y que todo lo que invierten los editores y agencias de noticias para llevar los hechos al público es un desperdicio total. También significará que la historia no está constituida por hechos. En definitiva, dejaremos todo el terreno a aquellos que propagan las fake news.

Excluir los extractos cortos llevará a los editores y agencias de prensa a emplear a menos periodistas, cerrar oficinas en Afganistán, Irak, Irán, Corea del Norte... ¿Quiénes serán entonces las fuentes de información? ¿Los medios oficiales? ¿Las campañas de desinformación de regímenes autoritarios?

No dejemos que los bots, o robots programados para llevar a cabo campañas de influencia, o las llamadas troll farms sustituyan a los periodistas o que las ficciones en línea reemplacen a los hechos.

Si los extractos cortos son excluidos de los derechos vecinos, continuará el expolio de contenidos. Por una razón muy simple: lo que leen masivamente los internautas, lo que genera millones de interacciones en línea y, por ende, ingentes ingresos a las plataformas, son precisamente estos extractos. Si se eliminan los extractos cortos de la directiva, esta se convertirá en una cáscara vacía.

 

Noticias contra noticias falsas


Un gran objetivo de los gigantes de internet es eliminar a las agencias de prensa de los derechos afines. Y son precisamente ellas las que están en primera línea de las noticias. Cada día, cada hora, cada minuto, producen historias, fotos y vídeos, gracias a una intrincada red que han construido alrededor del mundo, hasta en los territorios más inaccesibles. Continúan siendo un compás indispensable gracias a sus informaciones verificadas, pluralistas y exhaustivas, para saber lo que pasa de Siria a Rusia, desde los lugares más aislados a las capitales.

Sin las agencias de prensa, las televisiones, las radios, los periódicos y los sitios de internet perderían una gran parte de su materia prima de información. Sin agencias, las imágenes escasearían. Las noticias falsas proliferarían. Los contenidos de las agencias son saqueados de la misma manera que las producciones de los editores. Para la democracia es indispensable que continúen existiendo unas agencias de noticias de peso, y eso pasa por incluirlas en la directiva junto a los editores.

 

La duración de los derechos


La duración de la protección de los derechos afines es un tema clave. Algunos quieren reducirla a un año. ¿No sería absurdo que los gigantes de internet pudieran usar gratuitamente las trágicas fotos de los atentados de 2015 en París porque ya pasaron doce meses? Es evidente que la vida de una foto no se limita a un año y que puede ser usada periódicamente. El sentido común y la justicia imponen que se regrese a la duración inicial prevista de 20 años.

¿Puede la Unión Europea arriesgarse a vaciar de contenido el derecho afín justo en momentos en que somos testigos de los crecientes peligros en el mundo y la multiplicación de las fake news?

Nos dicen, y con razón, que las elecciones europeas de mayo son cruciales para la democracia. No destruyamos entonces un texto del Parlamento aprobado el 12 de septiembre por 438 diputados, una mayoría muy amplia, tras dos años de trabajo.

Lo que está en juego en este momento en Bruselas es la protección de la cultura y la prensa europeas. Es el futuro de la prensa y de todas las otras artes, como la música, la literatura, el cine, el teatro o la poesía. Y esto no tendrá un impacto negativo para el consumidor, que seguirá teniendo un acceso gratuito.

Señoras y señores, ministros, diputados del Parlamento, miembros de la Comisión: periodistas, editores y agencias de noticias están unidos en el reclamo de una justa retribución por su trabajo y la inversión que hacen para mantener al público informado. Por tanto, el establecimiento de un derecho afín apropiado es un paso crucial para nuestra democracia.

 

Sammy Ketz

Corresponsal de AFP para Medio Oriente

Ganador del Premio Albert Londres y el Premio Bayeux a los corresponsales de guerra